Capítulo 2 El boom de los datos y el protagonismo de la tecnología

A diferencia de las cosas materiales –los alimentos que comemos,
una vela que arde–, el valor de los datos no disminuye cuando estos se usan;
pueden volver a procesarse una y otra vez. Los datos constituyen lo que los
economistas llaman un bien “no rival”: su uso por una persona no impide
que los use otra. Y la información no se desgasta con el uso,
como sí lo hacen los bienes materiales.
Mayer-Schönberger, V. y Cukier, K. (2013), pág. 129

Los datos, en especial desde finales del siglo pasado y hasta nuestros días, han dejado de ser un recurso escaso y de bajo interés en el ámbito de la gestión organizacional y se están convirtiendo en uno abundante, necesario y de imprescindible abordaje en el contexto de la gestión moderna. Su auge es tal que hoy, en algunas latitudes, estos han sido elevados a la categoría de activo y recurso estratégico de carácter inagotable, dada su capacidad para ser usados en múltiples propósitos.

El origen del boom que hoy experimentan los datos es diverso, disperso y complejo. Algunos de los responsables de este auge son: las organizaciones privadas y públicas, que se gestionan en un contexto de libre competencia con alcances globales, esto les exige contar con más y mejor información para tomar decisiones que les permitan sobrevivir, pero, sobre todo, crecer; los gobiernos, que han cambiado sus prioridades de proveer los bienes y servicios que las sociedades demandan por regular, evaluar y certificar a través del uso de información la provisión de servicios por parte de terceros y por sus entidades; las sociedades modernas, cada vez más formadas, que demandan tanto del Estado como de sus organizaciones mayores niveles de transparencia, rendiciones permanentes de cuentas y acceso a las cifras derivadas de su gestión; el internet y las redes sociales, que han permitido comunicaciones veloces y la posibilidad de compartir todo tipo de información, incluidos sentimientos expresados en palabras y conversaciones; el crecimiento de las transacciones electrónicas y de las aplicaciones tecnológicas, que proveen nuevos bienes y servicios; el surgimiento de nuevos artefactos, que hacen posible capturar, almacenar, procesar y tomar decisiones autónomas basadas en cientos, miles y millones de datos recolectados; el aumento de manera vertiginosa de la capacidad de almacenamiento, de cómputo, de acceso, y la posibilidad de compartir códigos a nivel mundial, entre otros.

Referencias

Mayer-Schönberger, V. y Cukier, K. 2013. Big data: la revolución de los datos masivos.